Reflexionando sobre el aguinaldo y la presentación
que hiciera Sor Piera Ruffinatto sobre Don Bosco Educador: dar a los jóvenes el Evangelio de la alegría con la pedagogía de
la bondad, nos parece importante compartir estas ideas que hemos profundizado:
- Al vivir la alegría y la bondad se
viven todos los otros valores.
- Que si la bondad de Dios se plasma
en nuestro corazón nos ayuda a vencer el
egoísmo, el fastidio, la indiferencia, todas esas tentaciones que quieren
quitarnos ese don que es el cuarto voto salesiano, la bondad.
- El evangelio de la alegría, lo llevamos a
los jóvenes a través de la bondad. La alegría se alcanza siendo felices en la
bondad.
- Necesitamos un camino de humildad
para darnos cuenta que todas somos importantes…
- La alegría es nuestra carta de identidad.
Hemos de poner la alegría en el rostro, debe ser una alegría que se vea. La
alegría es un elemento carismático.
- Esta es la paradoja del evangelio, no somos
alegres porque todo está bien, sino porque tenemos a Dios en nuestro corazón.
- La lógica del sistema preventivo no es fácil de entender. El cambiar a otros
sin violencia, sin prepotencia, sin obligar…parece imposible, porque con sólo
nuestras fuerzas no somos capaces de ser buenos, sólo será posible, si dejamos
que el Señor cambie nuestros corazones. Es además posible si se acepta el
propio límite y nos hacemos conscientes del límite del otro; pero también
conscientes del don del otro.
· Tanto en Valdocco como en Mornés se Don Bosco
y Madre Mazzarello anunciaban el evangelio de la alegría con la pedagogía de la
bondad a través de:
- El trabajo vivido con alegría tanto en Valdocco como en Mornés.
- La flexibilidad de todos,
educadores y oratorianos, muchachas a adaptarse a los lugares incómodos, a las
estrecheces, al sacrificio.
- El testimonio de alegría de Don Bosco, las personas que conocían suficientemente a
Don Bosco, llegaron decir cuando lo veían muy alegre: “Don Bosco debe tener un
gran sufrimiento”.
- El trato afable, paciente, tolerante, que
Madre Mazzarello tuvo con Corina Arrigotti, tuvo como final feliz, que ella
cambiara de actitud, decidiendo más tarde quedarse en la Congregación.
- Madre Mazzarello además tenía el valor de
invitar y motivar a las hermanas a vivir la alegría, en medio de las
dificultades por pobreza, enfermedad, incomprensiones y muertes tempranas.
En muchas comunidades de la Provincia hemos
vivido y palpado la bondad y alegría en nuestras comunidades, queremos
recordar:
- El trabajo en las misiones… era
muchísimo, pero siempre había alegría.
-
Experiencia vivida en la entonces llamada Profesional:
Sor Mercedes
Mondragón expresa que los años vivimos en dicha comunidad, han sido los que más
recuerda como una comunidad mornesina, por el espíritu de familia que reinaba
en la comunidad, la alegría, la cordialidad. De todo disfrutábamos. Con las
alumnas existían relaciones cordiales, un ambiente de espiritualidad y piedad.
Las propuestas pastorales eran acogidas por las alumnas, aún aquellas que
implicaban sacrificio: por ejemplo en el me de mayo, Sor Mercedes Mondragón,
invitaba a las alumnas a rezar el rosario a la salida de clase, bajo el sol y arrodilladas en pleno
pavimente y lo hacía un buen grupo de manera libre. Recordamos que por un
tiempo la mayoría de las alumnas tenían un rosario para pasar una cuenta, cada
vez que hacían algún sacrificio. De los cuatro años que compartimos, hubo uno
que no cambiaron a ninguna de las hermanas. Todas las que integramos la
comunidad de los años 1982 a 1985, recordamos dicha comunidad con gozo y
nostalgia. En este momento damos fe de ello, Sor Ana Larios y Sor mercedes Montoya,
participantes en este taller.
Creemos que la bondad y la alegría son la base
para todos los valores salesianos que hemos aprendido y queremos testimoniar
que han sido las bases de nuestra entrega a Dios y camino de santidad, por
ejemplo:
- Los espacios de oración con el
Señor, mucho más frecuentes y menos dependientes de distractores como el
internet.
- El cuidado mutuo
- La asistencia salesiana
- La familiaridad y la espontaneidad en las
relaciones cotidianas.
- El sentido de pertenencia
- Momentos para compartir con los jóvenes
fuera del ámbito escolar: paseos, convivencias, etc.
- Detalles de acogida, sobretodo a las
superioras, en espíritu de familia ( decimos a las superiora, porque de pronto
se dan los casos, de ser muy frías al recibir a las superioras, porque tal vez
no nos cae muy bien.
- Valores de la sencillez y expresión
salesiana como: gratitud, encuentros comunitarios, etc.
- Recuperar el horario comunitario. En otras
palabras recuperar el sentido de disciplina religiosa.