Nosotras: Sor Carmen Ronquillo, Sor Marta Rodríguez y Sor Ángela Rojas queremos compartir nuestra reflexión:
El recordar y el documentar tanto
los momentos felices como los difíciles ayudan a las
próximas generaciones a entender que no somos las únicas en el mundo, que antes
de nosotras hubo personas que iniciaron una historia y habrán otras que la
continuarán.
Esto nos ayuda a conocer los propios
orígenes, a darlos a conocer a otras personas, a construir la historia de esas
generaciones y sirve de base para escribir una historia completa.
Recordar la historia nos ayuda a fomentar sentimientos de gratitud, de amor y en todo caso de veneración por las personas que nos han acompañado en nuestra vida y vocación, por el instituto y la provincia que nos permitió ofrecer nuestra vida a Dios en lo concreto de una obra y misión.
Recordar la historia nos ayuda a fomentar sentimientos de gratitud, de amor y en todo caso de veneración por las personas que nos han acompañado en nuestra vida y vocación, por el instituto y la provincia que nos permitió ofrecer nuestra vida a Dios en lo concreto de una obra y misión.
Entre todas queremos enriquecer la memoria colectiva, en busca de las experiencias que nos han definido y nos definen hoy. Queremos continuar la trayectoria iniciada por otras muchas hermanas y personas que desde años atrás dijeron sí, y regalaron a nuestro presente y al de las futuras generaciones todo aquello que consideramos nuestra "linfa salesiana".
Si “perdemos la memoria” se acaba
la historia y nos veríamos caminando a la deriva. Se disminuiría la vivencia
del carisma y se corre el riesgo de terminar con el Instituto como ya ha
sucedido con otras congregaciones.
El regalo que le hacemos a
nuestra comunidad, a la Provincia y al Instituto es la historia de una vida que
empezó, que continúa y que continuará viva.
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